Para el sector de la horticultura, la aplicación cambia las reglas del juego. Fokko lo explica: "Tenemos un montón de tareas que solo se realizan una vez al año. Antes las hacíamos, y al año siguiente nos rascábamos la cabeza y nos preguntábamos: '¿cómo lo hicimos la última vez? Ahora cogemos la aplicación y lo buscamos. Ahorramos muchísimo tiempo". No sólo Fokko está contento con los progresos. Sus empleados también están entusiasmados con el resultado. "Me sorprendió lo rápido que empezó a utilizarla todo el mundo. Los viveristas empezaron a subir y compartir información enseguida, ¡fue genial verlo!". La aplicación les evita tener que buscar información y, en su lugar, crea una base de conocimientos a la que siempre pueden recurrir. "Así pueden centrarse plenamente en lo que mejor saben hacer: cultivar", concluye feliz Fokko.

Podía hacerse mejor, pensó, y por eso diseñó una solución clara y segura para sus problemas. "Así nació KALEO, una base de conocimientos en línea específica para cultivadores. En ella, el cultivador puede introducir todo lo relacionado con su empresa. Por ejemplo, puede introducir qué fertilizantes utiliza, y también en qué cantidad y con qué frecuencia. Puede registrar la fecha de la última poda, cuándo se repararon ciertas máquinas, qué enfermedades de las plantas aparecieron, etc.". Los distintos empleados manejan una enorme cantidad de información y experiencia, y estos conocimientos detallados pueden encontrarse ahora en una práctica aplicación.

Uno de los pioneros del sector es Fokko zur Mühlen, de 34 años. Es el propietario del vivero Renke zur Mühlen, en Alemania, y destaca como joven innovador que se enfrenta con valentía a algunas tradiciones arraigadas. Cuando entró en escena, experimentó de primera mano la dificultad de obtener información y una visión clara de los procesos en un sector tradicional como la horticultura. Desarrolló una aplicación única y consiguió que sus compañeros viveristas se unieran para documentar, compartir, supervisar y trabajar como una unidad cohesionada.

Durante sus estudios, Fokko pasó varios años en los Países Bajos, pero a su regreso a Alemania se encontró con algunos obstáculos inesperados. Como recién llegado a la horticultura, le resultó difícil integrarse y formar parte de un proceso que llevaba décadas establecido. "En el vivero se habían acumulado muchos conocimientos y experiencia a lo largo de los años, pero no todo el mundo era consciente de lo que hacían los demás miembros del equipo", explica. "Todos sabían exactamente lo que se esperaba de ellos y conocían su papel y sus tareas, pero no había una visión de conjunto de lo que quedaba por hacer". Pero no se trataba sólo de un problema operativo: "Los conocimientos y la información de los empleados, adquiridos con tanto esfuerzo, no se almacenaban en ninguna parte. Ni siquiera las fotos que se tomaban a diario con fines de seguimiento y comparación estaban colgadas en ningún sitio". Como consecuencia, resultaba difícil encontrar determinada información en los archivos, en su mayoría escritos.